En el mismo instante en que se pone el sol,
un granjero quema hojas secas.
No es nada, este fuego.
Es cosa pequeña, controlada,
como una familia gobernada por un dictador.
Aun así, cuando arde,
el granjero desaparece;
es invisible desde el camino.
Comparados con el sol, aquí todos los fuegos
son breves, cosa de aficionados;
se acaban cuando se consumen las hojas.
Entonces reaparece el granjero, rastrillando cenizas.
Pero la muerte es real.
Como si el sol hubiera terminado lo que vino a hacer,
hubiera hecho crecer el campo y entonces
hubiera inspirado la quema de la tierra.
Así que ahora puede ponerse.
Louise GlückNobel de Literatura 2020Del poemario Una vida de pueblo (2020, traducido por Adelber Salas)
Cuenta la leyenda que en Catalunya, en la Villa de Montblanc por más señas, un día, no se sabe como ni por donde, se sintieron unos pasos, que hicieron que la iglesia de la población se moviera, como si de un terremoto se tratará.
He leído en el periódico El País, un escrito de opinión del científico y periodista Javier Sampedro, del cual acostumbro a leer su columna Código Abierto, titulado “El verdadero misterio de Waterloo”, el cual permítanme les recomiende, lo busquen por la red, o por donde quieran, y lo lean, vale la pena.
Llegué un día a esta vida, creí era vida a donde iba ¡Tremendo error! Era el infierno. La vida, deje de donde vine para entrar en la cárcel de la tiniebla. ¿Qué pecado debí cometer?