Los bulos

En el idioma Castellano, uno de los idiomas de la península Ibérica, y más concretamente de España, que cuenta con tres más, Català, Euskara y Galeoga, oficialmente, algunas palabras suelen tener varios significados, como es el caso del vocablo prensa.

Según la Real Academia Española, como prensa podemos definir una máquina que sirve para comprimir, desde uva y elaborar vino, introducir casquillos, etc., hasta una rotativa de imprenta que es un taller donde se imprime en papel, conjunto de publicaciones periódicas especialmente diarias, y personas dedicadas al periodismo.

Mi punto de vista es, el periodismo es la actividad de recogida, elaboración y difusión de noticias. Al parecer, en el siglo XVIII, XIX y sobre todo en el XX, el desarrollo de la industria mecánica de impresión ha llevado a la facilidad de acrecentamiento de la necesidad del género humano, de estar informado, desde los hechos más cercanos, y a partir del siglo XX, de cualquier parte del mundo.

A finales del siglo XX y principios del XXI, en el cual estamos, los avances de la tecnología, sobre todo por mediación de los sistemas audiovisuales, el periodismo adquiere una dimensión impresionante y cualquier ser humano se cree con derecho a ser periodista. Derecho a serlo debe tenerlo, pero también el deber de serlo.

Y, aquí estamos, sumidos en la vil prensa mercenaria, demagógica, corrupta y cínica que, a la albura del clic, clic, del sonido de las monedas de metal, están aprovechándose de la noble y sacrificada profesión periodista, lanzando al aire bulos y patrañas cuál un público, vil como ellos mismos, y sin criterio, es capaz de tragarse.

No toda la prensa es igual, ni los políticos son lo mismo, ni siquiera las gentes somos uniformes, ni tenemos porque serlo. Aunque todos deberíamos saber ir por el mundo con la cara alta y sin avergonzarnos cuando nos señalan. Algunos, aunque digan que andan con la cabeza alta, saben que solo son fachada. Son esos que dicen yo paso de la política y de los políticos, para que leer la prensa si todos son iguales, y se ríen con los memos que corren por las redes sociales, y defienden los bulos. Esos son tan viles como quienes escriben bulos.

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